martes, 27 de diciembre de 2016

EL COMPADRERÍO DE EVO MORALES ES RESPONSABLE DE LA TRAGEDIA DEL CHAPECOENSE


El Chapecoense era el equipo revelación del fútbol brasilero. Iban estos jóvenes futbolistas emocionados e ilusionados a disputar la final de la Copa Sudaméricana en Colombia.

No podían imaginarse que iban a la muerte porque se había contratado a una desconocida línea aérea de nombre “LaMia”, producto del compadrerío irresponsable del gobierno de Evo Morales.
 
Esta línea fantasma estaba dedicada a vuelos charter, recomendada por sus bajos precios nada menos que por la CONMEBOL que, como se conoce, es una cueva de delincuentes igual que la FIFA y todas las direcciones del gigantesco negocio en el que el capitalismo ha convertido al deporte en el mundo.
 
Resulta que el Director de LaMia, Gustavo Vargas, es un piloto militar retirado que había sido piloto personal de Evo Morales, es jefe instructor de la tripulación del avión presidencial y es el padre de Gustavo Vargas hijo, nada menos que el Director del Registro Aeronáutico Nacional de Bolivia que es el organismo que aprueba los permisos de operación a las líneas aéreas, licencias a los aviones,  emite certificaciones y monitorea a las líneas aéreas que operan en el país.
 
Aquí no hay donde perderse, el vínculo con el gobierno y Evo Morales está a la vista. Esta improvisada línea aérea logró licencia de operación en Bolivia después de que se la negaran en Venezuela, gracias a la muñeca de estos pilotos directamente allegados al gobierno y al Presidente Evo Morales.
 
Ahora se ha develado que la nave no debía haber sido nunca autorizada a hacer un vuelo directo entre Santa Cruz y Cali porque su autonomía de vuelo no lo permitía, pero el sistema corrupto con que se manejan las instituciones públicas en manos del MAS simplemente hizo caso omiso a las observaciones al plan de vuelo y se permitió que saliera, a la boliviana: violando normas, a la aventura; va a estar llegando nomás con la última gota de combustible, va a alcanzar, que salga nomás. Bueno pues, no llegó, no le alcanzó el combustible y acabó con las vidas de 71 personas, de todo el equipo, de esos jóvenes y sus sueños. 

El gobierno tiene que ver directamente con esta desgracia que ha llenado de indignación al mundo y de vergüenza al país. Mentiroso como siempre que es pescado involucrado en estos escándalos de corrupción, Evo sale a la prensa a decir que él nada sabía sobre esta línea aérea, menos que tenía matrícula boliviana. Igual que cuando dijo que Gabriela Zapata, su amante, le era “cara conocida” que hacía años que no la veía, para desligarse del escándalo de los negociados con la china CAMC que dirigía Gabriela, le sacaron al tiro fotografías de él abrazado de la Zapata en el carnaval, ahora no había acabado de hacerse el que nada sabe cuando salieron las fotos de él y toda su comitiva en el avión siniestrado en el que había ido a Rurrenabaque a inaugurar el nuevo aeropuerto.

El hecho es que donde se toque salta la pus de la corrupción masista en todos los niveles de la administración pública.Una amistad y una relación de parentesco facilitó la otorgación de la licencia de operación a esta línea aérea fantasma, sin ningún respaldo orgánico ni técnico. El piloto de la nave era socio propietario de LaMia. Relaciones oscuras con la alta dirigencia del fútbol latinoamericano que la mercadeaban entre los clubes y selecciones sin reparar en lo peligroso de un empresario propietario piloteando su propio avión, tomando decisiones en función de sus propios intereses de ganancia antes que en la vida de quienes estaban en sus manos. Una empresa compuestapor amigos del Presidente que no tenía asegurado a su personal, que evadía sus obligaciones con la normativa  laboral boliviana.

El gobierno, como siempre, saldrá del atolladero cargando la culpa a algún funcionario de AASANA que por la muñeca de los de LaMia, dejó que salga el vuelo.